La mayoría de las mujeres ha crecido con la
creencia de que su pelo natural -el rizo- es el “pelo malo”. Pero ¿qué nos hace
pensar de esta manera? Si reparamos en ello podemos reflexionar que cada
tratamiento que le damos a nuestro cabello para alisarlo implica un gasto, a
veces más elevado que algún gasto que debamos hacer para satisfacer una
necesidad básica, estos gastos van desde la compra de un secador, plancha,
ampolla capilar, hasta una visita al estilista que sugiere muchos tratamientos
para tu “pelo malo”. Este comportamiento
nos ajusta, además, a un convencionalismo social, que clasifica a las mujeres
con el pelo liso como pulcras y bellas, y a las mujeres con el pelo rizado como
desordenadas y descuidadas.
La costumbre empieza desde niñas, pero esto
sucede porque los padres cada vez que hay un cumpleaños, bautizo, graduación o
cualquier festejo lo primero que hacen es llevar a las niñas al salón de
belleza, enseñándoles que su cabello esta mal para ciertas ocasiones y las van
adaptando a un convencionalismo que hasta ahora no se ha determinado a quién
beneficia.
Ahora que hemos crecido, seguimos
ajustándonos a estos paradigmas, y pensamos que nos adaptaremos mejor a la
sociedad si llevamos el cabello liso, en vez de llevarlo rizado. Lo cierto es
que, recientemente, la influencia de la cultura afroamericana en Estados Unidos
ha intervenido para que la mujer vuelva a lucir su pelo natural. La tendencia
viene de la música, sobre todo el hip hop. Pero, una vez más, tomamos la
decisión de llevar el pelo rizado por una moda, por querer encajar, y las
decisiones que tomemos sobre cómo nos vemos o lo que queremos proyectar deben
depender del amor que tengamos por nosotros mismos.
Finalmente es tu decisión, es tu valoración
de ti misma, y se trata de pensar en lo que te gusta y no lo que les gusta a
los demás, si te sientes bien con tu cabello rizado, lúcelo con orgullo, y no
pierdas tanto tiempo, que además es muy valioso, en horas de secado, para
complacer al mundo.
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