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Lo Convencional

La T.V. nos distrae, ¡si!




La televisión podría ser un medio de entretenimiento y fuente de conocimientos a la vez, si quienes se encargan de producir los programas que se trasmiten fueran responsables con la audiencia que los escoge, pero esto no sucede de ese modo. Por lo que lejos de ser una fuente poderosa de enseñanza la televisión se ha convertido en un distractor vacío que no mucho aporta, aislándonos de la realidad e impidiendo que dediquemos tiempo a relacionarnos con nuestros semejantes.

Según los estudios, este aparato que no falta en ninguna casa puede provocar serios riesgos en la salud de las personas, tanto o más que cualquier otra adicción conocida. El promedio de horas frente a la pantalla es cada vez mayor y el problema reside también en que los niños, a edad muy temprana, ya se vuelven dependientes de los programas que se emiten. La idea de este articulo, no es que saques cada televisor de tu casa y se los dones al vecino, pero si deberías considerar evaluar cuánta televisión se ve en casa y hasta qué punto el observarla ha hecho que pienses de determinada manera. Por eso a continuación recogemos una serie de desventajas que podrán ayudarte a decidir si el televisor en tu casa distrae o contribuye al bienestar de tu familia.

Cierra vías de comunicación entre la familia: con la televisión en el medio hay poco diálogo, no se preguntan ¿cómo fue tu día? No se hablan de temas importantes. Todos callados mirando la TV, quizás comiendo como “zombies”. Aísla de manera tal que cada cuarto tiene una televisión, y muchas veces se cena en el cuarto por este motivo y no se reúnen a comer en familia, momento por excelencia para conversar y convivir.

La programación no sabe de horarios: Por causa del cable, el tiempo es infinito e inapreciable. A cualquier hora se puede ver una película, un partido de fútbol, un programa de cocina o dibujos animados. Así es como el paso de las horas pasa inadvertido. La persona no toma consciencia de que las agujas del reloj se mueven y tal vez pueda pasar horas sentado en el sofá sin darse cuenta.

Logra que los sentidos sean “vagos” y “cómodos”: cuando estamos frente a la televisión, ésta no nos “exige” pensar ni hacer demasiado, sólo mirar y mirar. Entonces, perdemos la sensación de los sentidos. Es que la TV lee, piensa, habla, escucha, comenta, analiza, todo por el hombre.

Enseña poco: Los programas que se emiten en la televisión no cuentan con un contenido intelectual destacado, sino que se trata de segmentos limitados de datos que no aportan demasiado.

Deja de lado otros hábitos positivos, como puede ser la lectura: ¿qué pasaría si el tiempo que se emplea en sentarse en el sofá a mirar televisión lo invirtiéramos en leer un buen libro? La sociedad, sin dudas, sería diferente. Cada vez menos padres incitan a sus niños a leer. Un libro, a diferencia de la televisión, permite hacer volar la imaginación, no tener faltas de ortografía, manejar mejor el lenguaje y utilizar sinónimos.

Contribuye a la vida sedentaria: No basta con pasar ocho horas sentados en un escritorio en la oficina, sino que la rutina continua en casa, sentándonos frente al televisión, y no nos permite hacer actividades al aire libre como salir a pasear, caminar, andar en bicicleta, jugar en el jardín con los niños, dar la vuelta manzana con el perro, etc.

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